Xun Betan, el principito tsotsil

Ser indígena no es hablar tu lengua o llevar tu traje, sino también cultivar tu espíritu

Xun con una edición de El Principito. Foto de Aurora Muriente

Xun con una edición de El Principito. Foto de Aurora Muriente

Conversar con Xun es tener la sensación de encontrarte con el niño que no le dejaron tiempo de ser. Un niño con unos ojos curiosos, grandes e inquietos, lleno de luz, color y amabilidad que te transportan a su mundo. Viajamos de la mano de su vida, de su poesía, de sus traducciones por varios planetas desconocidos y que, al mismo tiempo, son tan familiares en todas las fases de crecimiento de una persona: la realidad indígena de la milpa, la discriminación y el rechazo (la propia negación), la aceptación y la reconciliación a través del viaje, y el orgullo y la reivindicación en la vocación y en la forma de vida -simbolizado por sus trajes indígenas.
Xun además para nosotros es, aunque un misterio, alguien especial: es el autor del poema (Pepen Ants) que nos inspiró a dar nombre a esta iniciativa.

En 4 tiempos... Xun Betan

Xun y Elisabet

¿Qué significa para ti la mariposa (pepen)?

Para mí es la libertad. Es vuelo. Con  Pepen ants  precisamente quería transmitir la idea de que las mujeres vuelen y que las personas puedan mostrar toda la belleza cuando se desatan y están libres. También es conocimiento, la alegría, el buen vivir para nosotros. Es como la armonía. Los colores vivos y expresivos. Para nuestra cultura todo es cíclico y en la mariposa vemos todo el ciclo. Cuando está oruga, en lugar de morirse se transforma. Es una metáfora. Cuando se acaba la oruga sale una vida mucho más bella. Muere el gusano y nace la mariposa con todo su esplendor. Recuerdo de niño en el campo con mis papás, en época de lluvia, cuando íbamos a la milpa se hacían charquitos y encontraba un montón de mariposas de muchos colores. Me metía en medio de ellas y salían todas volando y quería agarrarlas… ¡Una sensación de libertad,  un arco iris que se mueve!

¿Qué dicen los mitos mayas/indígenas sobre las mariposas? ¿Qué mensajes traen?

Recuerdo que en la casa de mis papás, cuando vivían mis abuelos, a veces entraban mariposas negras y se pegaban a la pared. No tenían que tocarse. Las mariposas se cuidaban mucho. Eso simbolizaba visita: que alguien de tus muertos, algún familiar más cercano, te visitaba. Era un honor tener una mariposa negra. Y eso representaba el alma de alguien. Hay otras mariposas más pequeñas, sobre todo en tierra caliente, que en las alas parece que tengan ojos. Ésas también entraban en la casa. Los tojolabales les llaman Sat pukuj, el ojo del pukuj, y el pukuj era una divinidad prehispánica que desde la visión católica se entiende como el diablo. Pero para nosotros significaba que te vigilaban, cuando llegan se cuidan de que no faltes el respeto a los papás, que cuides a tus hermanos y hermanas, a tus abuelos…

Xun en un momento de la entrevistaA pesar de que la mariposa simboliza la libertad para ti, tuvo que pasar mucho tiempo antes  que pudiste abrir las alas…

A los 9 años me tuve que separar de mis padres, y me fui a vivir a Carranza con mis abuelos porque quería estudiar. La separación fue triste. Fue mi primera separación. Yo no tenía muy buena relación con mis papás porque en la casa hacíamos mucho trabajo. Desde que casi empecé a caminar teníamos que trabajar e ir al campo. Con mis abuelos me entendía mejor, sentía más cariño de ellos. Me cobijaban mucho. Allí empecé a reflexionar sobre mi vida. En la escuela pasé muchos momentos difíciles. Viví mucha discriminación por ser indígena. Era una escuela monolingüe oficial. Y mis abuelos quisieron que fuera a la más prestigiosa. Pero yo no hablaba apenas español. Yo hablaba tsotsil.

¿Qué supuso ir a una escuela donde se hablaba una lengua que desconocías?

Ir a la escuela implicaba aprender español y enfrentarme a una nueva sociedad. Para mí fue triste. Me sirvió mucho poder leer. Y uno de los primeros libros que leí fue El Principito. Por casualidad. Era una época convulsa, y acompañé a mi abuelo a una reunión para la toma de la presidencia municipal. Salí de la escuela y me fui a encontrar a mi abuelo, pero en el parquecito del pueblo vi un montón de libros quemados, rotos, pisoteados… Me dio mucha curiosidad y el primer libro que agarré fue un libro de arquitectura llena de fotografías… y vi un libro pequeño con un dibujo de un niño blanco y me llevé unos cuantos a la casa. A los días revisé los dibujos. Y con ese libro empecé a leer. Y poco a poco perdí el miedo a la lectura. Leía en voz alta, solo. Quería aprender con todas mis fuerzas el castellano porque era la burla de todos los niños… Después de aprender a leer tuve que aprender a comprender la lógica de la lengua, que no tenía nada en común con mi lengua materna. Y también por la actitud de la gente., que se burla, te rechaza… los profesores eran muy racistas. Yo no se lo dije a mis abuelos. Me hacía el fuerte. Nunca llegué llorando porque tenía mi orgullo de querer salir adelante y enfrentarme a eso.

Y por tu orgullo y perseverancia fuiste capaz de aprender una nueva lengua…

Sí, y mientras estaba en la lógica de aprender el castellano y la cultura mestiza, iba entendiendo ya muchas cosas, y algunas no libres de sufrimiento. Recuerdo un episodio muy triste en mi vida. Lo recuerdo como un momento de inflexión. Mi mamá llegó de la comunidad al pueblo, a casa de mis abuelos, y me dijo que fuéramos al mercado. Se puso su traje indígena, el más bonito, y yo tenía miedo de ir por encontrarme con algunos compañeros… y me escondía detrás de ella. En un momento ella me habló y yo le pedí que no me hablara en tsotsil. Yo estaba sufriendo mucho y en ese momento hice sufrir a mi madre. Estaba negando mis raíces y a mi madre le dolió mucho. Me sentí muy mal. Después de eso mi mamá empezó a llorar, y me escondí en casa de mis abuelos, llorando. Ya después reaccioné. Me di cuenta de que estaba mal y no debía repetirse. Le expliqué a mi madre el motivo, le conté que en la escuela se reían de mí. A ella se lo pude decir. Y ella me dijo “para qué te preocupas tanto. Ya deja!” Y fue como el perdón de mi mamá. Y desde entonces me sentí muy bien hablando mi lengua.

A veces me escondía trepando a los árboles para leer

Los libros y XunEn tu infancia, ¿cómo convivían los libros en un mundo de campo y de duro trabajo?

A mi familia y a mi entorno les parecía muy raro. Nadie tenía libros. Libro era sinónimo de escuela, eran sólo libros de ejercicios, no de lectura. Mi mamá cuando veía mis libros decía ¿y estos papeles para qué sirven?, ¿para qué tienes tantos? Más que rechazo para ellos los libros eran una pérdida de tiempo porque tenías que trabajar, por ello tenía que esconderme para leer. Incluso a veces trepaba a los árboles: llevaba los libros en mi morral y me subía al árbol de casa.
Sin embargo, algunas veces cuando les he llevado mis escritos y se los he leído, les ha gustado escuchar textos en su lengua, para ellos no es habitual, y eso me llena de gozo.

Xun, por qué crees que queremos hacerte una entrevista?

Quizás, aunque no me conozca la gente, por una parte de mi historia personal. Además, también llaman la atención los trajes que me pongo, tengo muchos tipos de trajes y sombreros de distintos pueblos indígenas, no sólo de mi pueblo.

¿De dónde surge la afición por los trajes?

Surgió de querer ser como mis abuelos, y por eso empecé a vestirme como ellos. Primero tenía miedo, pero después me armé de valor porque si quería encontrarme con mi espiritualidad lo tenía que hacer. El primer día que fui al centro del pueblo (Carranza) todo el mundo se burlaba de mí, me sentí mal y pasé mucho coraje. Pero en la medida en que fui haciéndolo fui venciendo ese miedo. Y ahorita me voy poniendo trajes de varios pueblos y la gente me pregunta si soy de Zinacantán o de Chamula, y les digo que sí.

El movimiento zapatista fue muy importante porque nos abrió las puertas y los ojos para no estar dormidos, alas para defendernos, para volar y buscar lo que nosotros queremos

¿Cuál crees que es la realidad indígena en estos momentos? ¿Crees que poco a poco se va aceptando a si misma y va ganando reconocimiento?

Creo que antes del zapatismo la discriminación era muy fuerte, y también el autorechazo (el llamado “autocolonialismo”). De tanto llamarte pendejo, indio, tonto, te lo acabas creyendo. El movimiento zapatista fue muy importante porque nos abrió las puertas y los ojos para no estar dormidos, alas para defendernos, para volar y buscar lo que nosotros queremos. Ahora es un momento de reflexión nuestra, de tomar las armas de la exigencia de nuestros derechos, el arma de la formación para liberarnos de este colonialismo tan fuerte: desarrollarnos pero también para ayudar.
Depende de nosotros qué hacer, vale la pena hacer esta reflexión desde nuestro ser indígena, no colonialista. Cuando pensamos desde nuestro ser colonialista (muchos indígenas tienen ese sueño) pensamos en buscar un puesto de trabajo, un puesto político o vivir bien: eso también te lleva al mismo modelo occidental, caer en la corrupción de la lucha de poder.

Flores al sol de la tardeDespués de sufrir la discriminación, ¿sientes que el proceso que has vivido te ha empoderado y enriquecido a nivel humano?

Sí, mucho, sobre todo después de este proceso de aceptación que tuve que hacer con mi infancia,  y de reconocimiento a mis abuelos y a mis papás. Y lo que también me ha ayudado mucho es la búsqueda de una espiritualidad: ser indígena no es hablar tu lengua o llevar tu traje, sinó también cultivar tu espíritu, no sólo la parte material, sinó también la emocional y espiritual. Eso es lo que llamamos nuestra cosmovisión indígena. Todos buscan el ser bats’i vinik (ser el hombre verdadero) cuando la verdadera traducción es ser  “persona verdadera”. Creo que esto resume mucho la búsqueda de la armonía, lo que llamamos  jun o’ontonal: el vivir con un solo corazón (la igualdad, la amistad), el símbolo de estar unidos. No se entiende el racismo desde esta visión: ¿por qué querer discriminar cuando todas y todos somos lo mismo?

¿Tu vocación y tu forma de vivir son fruto de ello?

Yo confío mucho en la gente, en los pueblos, que puedan crecer. Soy muy optimista, sé que como pueblos indígenas lograremos hacer este cambio que urge. Un cambio desde una visión más positiva de la realidad: desde la defensa de la Madre Tierra, el cuidado de los recursos naturales, una sociedad mucho más justa. Y esto me motiva y, a través de mis pasos, acompañando a los maestros o los promotores de las comunidades, con mis traducciones o escritos, o simplemente paseando con mis trajes, creo que algo puedo hacer para que sea así… Y tampoco depende de uno, depende de todos. Siento que hago cosas pero todavía me faltan muchas. Ahorita me doy cuenta de que también es necesario un proceso: sobre todo cuando veo otros ejemplos de poblaciones indígenas que han podido hacer su camino. Admiro en este sentido mucho a la gente de Guatemala, un ejemplo de lucha y resistencia. O movimientos tan grandes como los de Bolivia.

Tu primera traducción libre, que no fue por encargo, fue la de El Principito…

Para mí refleja el proceso de transformación mío: de negarme como indígena y de reflexionar como indígena. Aprendí a leer en español con El Principito y también descubrí que debía conocer lo mío, mi cultura, para aprender la otra. Ya después empecé a hacer otras traducciones, como Francisca y la muerte, de Onelio Jorge Cardoso, otros textos de la iglesia, y el año pasado terminé la traducción de un libro de Elena Poniatowska, Lilus Kikus. Es muy bonito. Y también empecé a traducir Cuento corto de Argueda.

[Escucha el capítulo 2 de El Principito en lengua tsotsil, por Xun Betan]

El Principito original y el tsotsil

Tiene que haber algo hermoso. Si no encuentras esta parte armoniosa y positiva, de vida, todo termina siendo tragedia

 ¿Disfrutas más traduciendo o escribiendo?

Las dos me gustan mucho. Porque haciendo la traducción o escribiendo a veces uno mismo se encuentra en ese momento de pensar, de reflexionar. Aunque cuando estás en interacción con las personas también me gusta, porque también aprendes. Son como dos niveles de nuestra vida. A veces uno necesita estar solo para pensar. Recuerdo un episodio en la Secundaria. Entonces tenía dos amigos indígenas y podíamos hablar en tsotsil. Uno de ellos no quería que habláramos en tsotsil, pero yo me negaba. Y un día un maestro nos escuchó: ‘eso es una falta de respeto que hablen en su dialecto aquí en las escuela’, nos regañó…, y yo saqué todo el coraje que tenía y le dije cómo se atrevía a decirnos eso. Y se quedó pasmado. Eso me ayudó a descargar mi rabia. Mucho tiempo después de lo que pasó con el maestro, le escribí una carta. Cuando no logras sanar, siempre vas a llevar contigo esa carga.
{En este enlace puedes leer la carta de Xun a su maestro Bartolo}

A parte de traducir y escribir, también eres poeta…, ¿a ti qué te permite la poesía?

Escribir me ayudó mucho a encontrarme como persona, a canalizar estos sentimientos. Ya después, cuando uno evoluciona, ves la parte bonita de la lengua:  cómo darle juego, flores, alas… Aprendí a transformarla, a llenarla de colores. Tiene que haber algo hermoso. Si no encuentras esta parte armoniosa y positiva, de vida, todo termina siendo lo mismo, tragedia, como los periódicos amarillistas. Y esto no nos favorece para crecer. Los lenguajes que me gustan más son las metáforas relacionadas con la naturaleza (la madre luna, jugar con las estrellas, cantar como el río) y las oraciones, los rezos en lengua indígena son invocaciones muy esperanzadoras, tienen mucha música: si uno va a Zinacantán ves que la gente baila. Te hacen sentir ese aroma, te transporta.

Las manos de XunSiguiendo con esta faceta literaria tan importante en ti,  ¿cómo vives ser poeta en México: es algo minoritario?

La verdad es que sí, no hay una cultura de escribir. Desde la educación han matado mucho esta expresión de los jóvenes, no te motivan a nada, culturalmente hablando. Y más ahorita, con la reforma de la educación. El arte por ejemplo es el último recorte que hicieron en México. Es muy poco si lo miramos con las dimensiones de este país y con el nivel que había después de la expresión cultural y artística después de la Revolución Mexicana de 1910-20. Tener a Sequeiros, Frida Kahlo, Diego Rivera, Posadas y muchos escritores también. Hubo un momento en que México era un referente cultural y en cambio ahorita no se promueve. Cada vez hay menos música con mensaje, a todo le llaman arte. Y eso pasa con la poesía. Nadie te publica nada si no eres conocido. Por otro lado, sí que hay un florecimiento de literatura o cultura indígena.

Lo que busco es que la lengua evolucione, desarrolle, pero de adentro hacia afuera, que rompa fronteras

¿Qué proyectos tienes en mente?

Me gustan mucho las traducciones, pero me gustaría escribir más cosas mías. He escrito algunos cuentos en tsotsil. Aunque es un poco difícil que alguien te publique aquí, no hay mucho apoyo a esto. Necesitas formar parte de un grupo

¿Qué huella te gustaría dejar?

Lo que busco es que la lengua evolucione, desarrolle, pero de adentro hacia afuera, que rompa fronteras y que florezca por si sola.

¿Alguna pregunta que querrías que te hiciéramos y no te hemos hecho todavía?

¿Qué me gusta hacer en mis momentos libres? Son pocos mis momentos libres, pero darme alguna buena lectura es una de mis aficiones favoritas. Además me gusta cocinar. También comer, jeje.

¿Alguna que te gustaría hacerte?

Me cuestiono mucho por mi actitud y me gustaría hacerlo más, trato de preguntarme cómo soy, cómo actúo, cómo hablo. No me gustaría ser una persona prepotente.
Otra pregunta que me haría es, yo que hablo tanto de la cultura es: ¿Qué tanto conozco de mi cultura y qué tanto la estoy viviendo? Aunque creo que tengo mi propia respuesta: tengo esta identidad firme que ni con dinero podría cambiarme. Siempre intento buscar la congruencia con lo que dices, hablas, escribes y haces. Podemos hablar de toda la belleza en el discurso, pero después a la práctica a veces hay una distancia. Si tanto hablamos de la madre tierra, vigilo por ejemplo cuánta agua gasto cuando lavo los trastes. Soy muy exigente conmigo mismo. Es la misma armonía, que para nuestra cultura indígena es muy importante.
Si van a una comunidad y entran a una casa, cuando entras lo único que vas a ver es un fogón y una mesa. Te están diciendo que el espacio es para las personas y no para los objetos. Tenemos que aprender a despegarnos de los objetos y llenarnos de las personas. Es importante estar en interacción con las personas: primero está siempre el ser humano y la naturaleza. Somos personas no cosas.

Tenemos que aprender a despegarnos de los objetos y llenarnos de las personas

Xun conversando con Jordi

¿Para qué te gustaría que sirviera esta entrevista?

Es como una historia de vida de una persona, de alguien inquieto y loco con muchas ideas que quiere llevar a cabo. Espero que con este tipo de páginas nos vayamos encontrando. Me gustaría que sirviera por si a alguien leyéndolo se siente identificado, para que las personas no nos sintamos tan solas. Si sirve para inspirar a otros muchachos, jóvenes… Me encantaría que muchos niños y jóvenes descubrieran el mundo mucho antes que yo. Aunque tuve la suerte de viajar solo a Guatemala con 18 años y esa experiencia a mí me sirvió mucho. A mí me gustaría decirles que lean, salgan, viajen, vuelen, bailen, canten, rían… Es nuestra vida y es única y nada más.

¿Sientes que lo estás haciendo?

A veces siento que soy un poco serio con la gente, me gustaría ser más divertido, por ejemplo con los mismos niños para poder llegar a ellos. Me falta expresarme más con ellos. Jugar, tirarme en el piso, dejarme ir. A veces quiero protegerlos demasiado. Quizás por mi temprana edad de ser autónomo e independiente, con mucha responsabilidad, me faltó jugar más, ser más niño. Aunque nunca es tarde. Quizás es otra pregunta que me haría: ¿Dónde está el niño que traigo adentro?

¿Què significa Svilel Pepen para ti?
Sombrero de San Andrés Larrainzar

Sombrero de San Andrés Larrainzar

Es abrirse. es saltar, es brincar, es ser niño. Son los colores, muy mágico. Es libertad. Es muy bonito, porque  en nuestra cultura, aparte de que todo tiene vida, todas las cosas se mueven y vuelan. Pensar en la mariposa que está ahí, que te está viendo o que te viene a visitar: es el alma, la gente misma que está ahí. Cuando se muere mi abuelo es una mariposa que salió del capullo y que va a estar allí volando. Porque para nosotros el  vuelo es estar en otra dimensión a la que no todos pueden llegar. Son tantas cosas que están en el aire, están volando.

¿Hasta dónde te gustaría volar?

Me gustaría volar a esa imaginación de los niños, llegar a esa parte. Me gustaría escribir para ellos, dedicarme a crear textos para niños desde mi propia lengua. Otra parte en la que me gustaría volar sería tener más experiencias de trabajo comunitario: conocer más otras realidades, que también implica salirse físicamente y conocer otros mundos. Estoy planeando irme una temporada, unos meses, a otro país. Aunque no sé por dónde empezar: seguramente América del Sur, pero también me atraen los países árabes y asiáticos. ¡Son culturas tan misteriosas para mí!

Efecto mariposa_Xun Betan

paseo fotográfico por la entrevista

 

 

5 responses to “Xun Betan, el principito tsotsil

  1. Me ha encantado conocer a Xun, desconocía este tipo de racismo que existe en aquél país y las ganas con las que lucha para acabar con el. Muchas gracias por darnos a conocer a una persona tan fascinante.

  2. Xun, hoy te admiro mas que antes, gracias por compartir, gracias por ser modelo para otros, gracias por ayudarnos a entender que nadie nos discrimina, nosotros nos discriminamos. Un abrazo fraterno gigante desde estas tierras colombianas. Aqui te esperamos para iniciar tu viaje al sur si asi lo decides.

  3. Linda entrevista, hermoso personaje y extraordinario ser humano es mi querido Xun pero, poco se lee sobre la edición del libro. Es un buen pretexto para entrevistarlo de nuevo, ¿no creen?

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